Las Furias contra el patriarcado
Hoy es un dÃa oscuro[1]. Otro caso horrible de femicidio –todo femicidio lo es- se descubrió en Argentina. ¿Cuántos más tienen que suceder para que la Justicia sea digna de su nombre? Desde el 16 de octubre del año pasado, Higui está presa. ¿Por qué? Por ejercer su derecho legÃtimo a la defensa propia. Sin embargo, si sos hombre hétero-cisgénero defendiendo tu propiedad privada, te dejan libre. Si sos una mujer y encima lesbiana, te dejan en cana. Mientras tanto todavÃa hay imbéciles que no creen en el patriarcado, del mismo modo que los liberales cuando dicen que no existe la sociedad, sólo individuos. Son hijos de yuta. Son la misma casta que tiene que ser abolida. Los que consideran que vale más un objeto inanimado en tanto propiedad privada, y de un hombre; que un cuerpo, animado, de una mujer. Este razonamiento parece sugerirnos que el cuerpo de la mujer no es de Ãndole privada, es decir: el cuerpo de la mujer no es de su propiedad. Esto es coherente con la postura legal-conservadora del gobierno ante el aborto. El cuerpo de la mujer es público. Para el Estado, y para los acosadores callejeros[2]. Para el Estado en función de máquinas de parir, y para los acosadores en función de su libertinaje para acosarlas, dejando de lado toda conceptualización del consentimiento, dejando de lado todo No como respuesta.
Desde el inicio de los tiempos la mujer ha tenido que soportar la opresión. La pregunta es hasta cuándo. Entre un hombre y una mujer de clases bajas, la segunda sufre adicionalmente el hecho de su condición de género. Realmente no sabemos hasta cuándo esto seguirá siendo asÃ. El miércoles negro en Argentina me sucita pensar en un perpetuo luto, en oposición al individualismo de la moda. Cuando se toma conciencia de género y de clase, se entiende por qué nuestras conciencias están de luto hasta que este sistema perezca. Los femicidios suceden uno tras otros como si nada significara. Como si cada palabra, cada acción, cada pensamiento, careciera por completo de todo sentido. ¿Qué tenemos que hacer, entonces, para darle sentido a todo? José Martà enunció:
«Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan».
TodavÃa, no obstante, existen personas que creen que para adquirir derechos se pide por favor, como si San MartÃn o BolÃvar, o el Che Guevara, hubiesen logrado la liberación de los pueblos apelando a la bondad y compasión de los opresores. Como si algún derecho, en tanto lucha de intereses, se hubiese adquirido sin pugna. Cuando las injusticias se repiten y cuestan vidas, nuestra paciencia está comprometida. La violencia del oprimido es la respuesta a la violencia del opresor, asà como la defensa es la respuesta al ataque. Es hora de que este sistema arda. Quienes se fueron no pueden regresar jamás. Las cosas tienen que cambiar, para que quienes aún no se fueron, no se vayan injustamente en un arrebato a causa de un hijo sano del patriarcado legitimado por todo un sistema patriarcal que le beneficia. Aquellos que le hacen juego a la moral de la burguesÃa, dicen que la violencia no es la respuesta a más violencia. Yo les digo: ustedes porque no están acorralados. En cuanto a clase, es fácil hablar con la pancita llena. En cuanto a género, es fácil hablar cuando no se fue doblemente oprimido por su condición durante toda la vida. Este sistema no da para más y nadie más deberÃa irse por injusticias tan terribles. Si los hombres de leyes no entienden con palabras, evidentemente, esperan que les expliquen las cosas de otro modo. Porque o nos ignoran o se burlan de nosotrxs. Y ya no podemos soportarlo más. Nunca más.
Ante el abandono, mientras tanto, está la misma fraternidad de quienes luchan en conjunto:
«Un estar en común provisorio de las sensibilidades que son habitadas por el dolor, por las que lloran y por las que ya no pueden llorar. Las Erinias, criaturas nocturnas, en una marcha fúnebre, pidiendo justicia, interrumpiendo ese flujo rutinario de acallamiento, un modo de restituir ordenes buscando las leyes mÃnimas como la hospitalidad».
Se dice que «las Erinias eran diosas de la venganza que tenÃan una insaciable necesidad de vengar todo tipo de injusticias que los dioses y los mortales cometÃan entre ellos dentro del seno familiar», y cotidiano, podrÃamos agregar. Porque la violencia que sufren las mujeres rebalsa la familia. Sucede en el trabajo, en la escuela, en la calle. La muerte, pareciera, en una triste metáfora, es la sombra que las acompaña.
Beatriz Preciado sentencia en su prólogo a Transfeminismo: «Dicen carne de caballo en el menú. Decimos subámonos a los caballos y escapemos del matadero global». Pero yo enuncio que no debemos escaparnos del matadero, sino transformarlo. Abolirlo. Darlo de baja. Hay que tomar el matadero por la fuerza.
Las Erinias personificaban la culpa creada por los crÃmenes que las leyes humanas no podÃan castigar. La venganza, la furia, el dolor, manifestado en un reproche profundo contra la injusticia que mata. La eterna protesta hasta la justicia. La rebelión contra el silencio. El alzamiento de la conciencia contra la indiferencia. La voz que como las llamas en un antorcha se alzan, radiantes, hambrientas de una justicia justa.
Hoy Micaela no está, al igual que tantas otras, y nosotros estamos aquÃ, intentando cambiar las cosas pero parece que no es suficiente. Los amigos de la burguesÃa no quieren que rompamos nada, mientras nos rompen a nosotrxs. ¿Es una broma? Les guste o no, estas cosas tienen que cambiar aunque nos cueste una guerra civil. Estamos dispuesto a todo y ya no podemos dejar matarnos. ¿Qué nos hará una guerra total contra el patriarcado asesino, si de todos modos las (nos) están matando? En este sistema, lamentablemente, no es exagerado decir que nosotrxs ya estamos muertos. Este sistema de mierda nos mató anticipadamente, desde las primeras injusticias hasta las actuales. Por eso, enuncio, es necesario, es un imperativo ético, prender fuego todo y romper todo YA para que nos escuchen.
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[1] No la encontraron muerta, la encontraron ASESINADA. Wagner, el detendido por su desaparicion, fue condenado por dos casos de violación en 2010 y estaba en libertad condicional. SÃ, en este paÃs de mierda las pibas van presas por abortar o por defenderse de abusadores, pero si sos violÃn o femicida el sistema te perdona.
[2] No son piropeadores.